Neurocirujano en Madrid

Epilepsia refractaria

Epilepsia refractaria

Epilepsia refractaria o la epilepsia resistente al tratamiento

La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas crónicas más importantes y prevalentes, provocada por uno o varios trastornos que predisponen al cerebro para generar convulsiones recurrentes, que tiene consecuencias no sólo neurobiológicas, sino también cognitivas y psicológicas.

La literatura acerca de la epilepsia ha estado, históricamente, plagada de errores que han alimentado su leyenda negra y han motivado que los pacientes epilépticos sufran un injustificado estigma social en sus relaciones sociales y laborales, lo que en muchos casos genera a paciente, además, problemas de ánimo o incluso ansiedad.

Para considerar que una persona padece epilepsia como enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) exigen la repetición crónica de crisis epilépticas, es decir, se hace el diagnóstico de epilepsia cuando el paciente ha tenido dos o más crisis espontáneas a lo largo de su vida.

Síntomas

El síntoma epiléptico por excelencia, y aquel que define la enfermedad, es la crisis epiléptica, ya que es preciso que se presenten dos o más crisis espontáneas para que se diagnostique esta patología, debido a que se puede tener una crisis epiléptica aislada y ello no significa que se padezca epilepsia.

Otros síntomas de la epilepsia son: mareos, dificultad para hablar, sensación de desconexión con el entorno, convulsiones, rigidez muscular, etcétera.

Por otra parte, se denomina síndrome epiléptico al conjunto de síntomas y signos que definen un proceso epiléptico por el tipo de crisis, su historia natural, que incluye una o varias causas reconocidas, la predisposición hereditaria, un determinado tipo de crisis y de anomalías en el EEG, la respuesta al tratamiento y el pronóstico.

Diagnóstico

El tratamiento de la epilepsia es principalmente farmacológico. En un 50-60% de los pacientes, el tratamiento farmacológico es sencillo, eficaz al primer intento, y requiere poca supervisión; un 20% de los pacientes necesitan ajustes o combinaciones de fármacos, y otro 20% de pacientes son incontrolables con los fármacos actuales. Una minoría de pacientes son susceptibles de tratamiento quirúrgico.

Los fármacos antiepilépticos (FAEs) tienen como objetivo el control total de las crisis sin producir efectos adversos. En general, inhiben los circuitos neuronales cerebrales y son eficaces si se prescriben correctamente.

El tratamiento quirúrgico de la epilepsia se realiza a un paciente portador de una lesión benigna y estática, con el objetivo de librarlo de las crisis. Deben cumplir el requisito de padecer una epilepsia fármacorresistente. También se tiene en cuenta el número y tipo de crisis y su repercusión en la calidad de vida del enfermo. Debe realizarse un estudio previo a la cirugía para localizar la zona que origina las crisis, y poder extirparla sin ocasionar defectos neurológicos.

Tratamiento

El diagnóstico de la epilepsia es clínico y se basa en el interrogatorio. Es necesario obtener información de un familiar o allegado que haya sido testigo de los ataques, pues el paciente no es capaz de describirlos en su totalidad.

Hay que intentar conocer todo lo ocurrido antes, durante y después de la crisis. Es muy importante incidir en los antecedentes personales (trauma perinatal, alteraciones del desarrollo psicomotor, convulsiones febriles, meningoencefalitis, traumatismos cerebrales, o historia familiar de epilepsia).

Igualmente, se deben realizar siempre análisis de sangre y orina, radiografía de tórax, un electrocardiograma (ECG) y un electroencefalograma (EEG).